jueves, 31 de enero de 2008

Un Gobierno del futuro, una oposición del pasado

Los últimos 4 años han supuesto un importante impulso de modernidad y de progreso para la ciudadanía de toda España. Es de destacar un rasgo definitorio del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que, de un modo muy especial, se identifica con la juventud: el Gobierno Zapatero es el Gobierno del futuro.

En efecto, la legislatura 2004-2008 se ha caracterizado por un salto hacia el futuro en todos los campos, ya se trate del indiscutible avance en los derechos sociales, el impulso a la investigación médica, científica en general, al desarrollo, a la cooperación internacional (recordando que avanzamos con paso constante hacia la meta del 0,7% del PIB dedicado a ayuda al desarrollo de los países pobres), la política de vivienda (que en esta legislatura ha aportado varios importantes Planes gubernamentales para ayudar a los/las jóvenes en el ejercicio de su derecho a una vivienda digna, destacando las ayudas al alquiler, mientras el incremento de los precios ha pasado del 15% de los tiempos del PP a situarse por debajo del 5% en 2007), así como muchas otras muestras de la apuesta del Gobierno socialista por el progreso de nuestro país (yo suelo decir, a propósito de la ya vieja polémica acerca de si este siglo comenzó en el año 2000 o en el año 2001, que en España el siglo XXI comenzó en el año 2004. Y es que sólo con una decidida apuesta por la ciencia y por los derechos sociales se puede entrar en el mundo del futuro).

Frente al camino hacia el futuro recorrido por el Gobierno Zapatero, durante estos 4 años hemos podido contemplar a una oposición del PP inmersa en un viaje demencial, a través del túnel del tiempo, con destino en los tiempos de las cavernas. El último ejemplo lo hemos visto hace bien poco tiempo, el pasado martes 29 de enero, al desestimar el Tribunal Constitucional el recurso presentado por la derecha contra la Ley de Igualdad, propuesta por el Gobierno socialista y aprobada por el Parlamento. La felizmente frustrada oposición de las huestes de Rajoy contra la igualdad entre hombres y mujeres es sólo una pequeña muestra de hasta dónde ha sido capaz de llegar una oposición que se ha basado únicamente en el permanente vaticinio de catástrofes que nunca se consuman, pero que es evidente que se desean fervientemente en la calle Génova. Se ha hecho lo imposible por dinamitar un legítimo intento de acabar con el terrorismo mediante el diálogo, cuando el Partido Socialista había dado todo su apoyo al Gobierno Aznar cuando éste intento lo mismo en 1998-99. Salen a la calle, agarrados a las sotanas, para oponerse a todo lo que signifique extender derechos sociales o educar a la gente, desde la infancia, en la convivencia y el respeto mutuo (como si la convivencia democrática supusiera una amenaza para ellos: ¿por qué lo creerán así?). En definitiva, la derecha ha basado su oposición en dar un rotundo "NO" a arrimar el hombro para el provecho general de los/las ciudadanos/as, y lo que es más, en poner la zancadilla a los esfuerzos que los demás han realizado para ese provecho. Una oposición al progreso de lo más cavernaria y retrógrada, batiendo todos los récords de obstruccionismo y cerrazón vistos en los últimos 30 años.

Eso es lo que nos jugamos el próximo 9 de marzo: continuar caminando hacia el futuro con José Luis Rodríguez Zapatero y todo su equipo, o sumirnos en el inacabable viaje hacia las cavernas que nos propone (previo permiso de su "lideresa" y un melenudo con bigote de todos/as bien conocido) el señor Rajoy. A los/las jóvenes nos sobran motivos para, junto con el resto de la ciudadanía, no tener ni la menor duda: el próximo 9 de marzo, por el futuro, todos/as con Zapatero.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola, David. Leo con atención tu blog. No puedo estar más en sintonía con tus escritos. Recibe un cordial saludo de tu compañero Jorge Mateos Álvarez. (http://psoecoyanza.blogspot.com)