martes, 6 de mayo de 2008

La crisis de la derecha

Tal como avancé en el post anterior, me voy a referir ahora a la crisis interna en que actualmente se encuentra la oposición de derechas en este país.

Precisamente hoy, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha referido a la crisis del PP durante el almuerzo que el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, ofreció con motivo de la Asamblea del Banco Asiático de Desarrollo y al que, entre otras personas, asistió una de las máximas protagonistas del actual guirigay de la oposición, Esperanza Aguirre, en presencia de la cual el presidente Zapatero aconsejó al PP que "no caiga en la desesperanza", en una clara alusión al papel de Aguirre en las cuitas que padece la derecha.

Las dos derrotas consecutivas sufridas por Mariano Rajoy en las urnas han marcado el comienzo de una descarnada lucha dentro del PP por hacerse con los restos del naufragio del aznarismo. Es todo un espectáculo ver cada día a Aguirre amagar con moverle la silla a Rajoy mientras éste la invita a marcharse del PP y los otrora fans del ¿líder? de la oposición, El Mundo y la COPE, cargan ahora contra él con toda su artillería habitual, todo al servicio del sector más rancio de la derecha española, representado por personajes como Aznar, Aguirre o los ahora finiquitados Zaplana y Acebes.

Parece ser que ahora Rajoy anda desesperado por soltar el lastre de la herencia aznariana con el que tan resignadamente cargó durante toda la pasada legislatura. Demasiado tarde: eso debería haberlo hecho en el año 2004, y no ahora, forzado por el peso de dos derrotas, tan consecutivas como merecidas. Rajoy ha demostrado carecer por completo de cualquier capacidad de liderazgo y ahora sufre sobre sus propias costillas las consecuencias de la frustración de la caverna en que se apoyó para tratar de alcanzar el poder. No podía terminar de otra forma, por mucho que se empeñase en no verlo a lo largo de los cuatro años transcurridos entre 2004 y 2008 ("esto van a ser dos años", dijeron públicamente en 2004 en un tan soberbio como ingenuo desprecio hacia el presidente Zapatero. Esos "dos años" ya son más de cuatro y, como mínimo, llegarán a ser ocho... y es probable que sean más).

Por no hablar de la irritación de individuos como Manuel Pizarro por su marginación de los cargos de relevancia en el PP tras la derrota electoral. Pizarro, que dejó un puesto en la empresa Telefónica para entrar en la política, esperando vaya usted a saber qué prebendas, se encuentra ahora de diputado raso en la oposición mientras ve cómo otros, como Zaplana, se marchan al mismo sitio del que él se marchó nada más que para hacer el ridículo. Todos/as podemos sacar nuestras propias conclusiones.

En suma, la actual oposición está dando un espectáculo de patio de colegio que sólo sirve para confirmarnos a los demás en nuestra opinión sobre lo afortunado que es este país de contar con un Gobierno sólido y progresista mirando al futuro, mientras esta derecha de circo y opereta permanece en la oposición.

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